Distrito Federal.- El penal del Topo Chico y el personal penitenciario que
lo administra ha sido blanco de 11 ataques en lo que va de 2011, en los
que se han utilizado armas de grueso calibre y hasta granadas de
fragmentación.
La constante violencia de los ataques contra ese centro de
reinserción social ha dejado consigo una estela de al menos 25 personas
lesionadas y una veintena de muertos, entre inocentes y celadores.
De acuerdo con estadísticas oficiales, contrastadas con información
periodística, los diversos hechos violentos que han rodeado al Topo
Chico también han dejado 23 custodios detenidos, de una plantilla
cercana a 225 para cubrir tres turnos y que cada mes desciende.
Este lunes dos internos fueron asesinados a golpes, presuntamente tras haber participado en riñas distintas por la mañana.
El primero de los occisos fue identificado como Mario Gerardo Liñán
Elizondo, de 56 años de edad; quien presentaba golpes en diferentes
partes del cuerpo.
Según los primeros informes, alrededor de las 4 horas participó en
una riña en la perdió la vida. Por este hecho la Policía Ministerial
detuvo a Cipriano Morales Lizcano, quien ya es investigado.
Posteriormente, alrededor de las 7 horas se reportó el deceso de
David Omar Villalobos Catán, quien también tenía golpes en su cuerpo
tras participar en otra riña.
Capacidad rebasada
El penal debería albergar a 2 mil 994 prisioneros; sin embargo,
presenta una sobrepoblación superior a 40 por ciento de su capacidad,
pues hay 4 mil 198 internos, lo cual hace difícil mantener el control.
De dicho número de internos, dos mil 29 purgan condenas por delitos
del fuero común, mientras mil 637 aún esperan sus sentencias en un
juzgado local.
En reiteradas ocasiones el gobernador Rodrigo Medina de la Cruz y el
vocero de Seguridad, Jorge Domenne, aseguraron que se tiene control de
los reclusorios; sin embargo, la batalla que libran dos grupos de la
delincuencia organizada en Topo Chico hace evidente otra realidad.
En lo que va de 2011 gatilleros de diferentes bandos han puesto en
jaque a las autoridades penitenciarias, al grado que hoy, si se escuchan
balazos cerca de la zona, se genera gran movilización policiaca.
Este fue el contexto del último suceso relacionado con el penal del
Topo Chico, ocurrido el 14 de septiembre, cuando supuestas detonaciones
de arma de fuego generaron que varias decenas de uniformados blindaran
las instalaciones y cerraran por completo el acceso de calles aledañas.
Días antes, el 25 de agosto, fue atacado el chofer de una ambulancia
de ese reclusorio, quien circulaba en su unidad por avenida Zaragoza y
pretendía incorporarse a Constitución.
El 9 del mismo mes, pasadas las 14 horas, en una evidente omisión de
sus funciones, al menos tres celadores permitieron la entrada a las
instalaciones de integrantes de un grupo delictivo, quienes pretendía
armar a un reo para que tomara el control del reclusorio y propiciar un
motín.
En ese momento falleció uno de los pistoleros y un reo y a las 10 de
la noche fue asesinado el encargado de la subversión y uno de sus
cómplices.
El 5 de agosto un comando y arrojó una granada contra la caseta de
vigilancia del penal. El saldo fue de seis personas lesionadas, cuatro
ajenas a los hechos.
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